
Mamá, mama.... corre, corre.
Dios mio, qué pasa tanto ruido?
El aire de fuera había tumbado la jaula, rompiéndola por el plástico inferior, lugar por donde salieron los dos enamorados( a los agapurnis, les llaman la pareja del amor), habían volado hasta el tejado de enfrente, y silbaban mirándonos, se habían escapado de su jaula, eran libres.... en fin que le vamos ha hacer, ya volverán les dije a los niños que estaban llorando, y si no vuelven.. pues que culpa tengo yo?, ellos me hacían culpable por haberlos sacado al balcón.
Dejamos la jaula abierta con comida durante la noche por si volvían. Esta mañana, la jaula estaba vacía, normal, he pensado yo, mi hija me decía que un gato ya los tenía en la barriga, yo le dije que era posible, también lo era que hubieran volado lejos, pues estos animales no tienen un pelín de tontos. He silbado para llamarlos, pero ya no estaban cerca. Siempre lo hacía eso de silbar en casa con ellos, a mi se acercan y no me pican, ya me conocen, son realmente graciosos. Esta tarde, plegando ropa que estaba, siento en el balcón, que teníamos abierto por el buen día que ha hecho, unos trinos familiares, los niños se han puesto a gritar otra vez..
Mamá, mama, corre, corre..
Yo les digo, Pichy y Popó?
Sííííííííi, mama, han vuelto....
Jodidos, pajarillos, son más listos que el hambre!!!, no me ha dado tiempo a coger la cámara. Ahora están durmiendo tan rechonchos en su guarida.
Raciocinio animal... o pura coincidéncia? Vivir para ver, yo todavía estoy alucinando pepinillos.
2 comentaris:
me ha gustado cómo relatas esa cotidianeidad, muestras mucha armonía y ternura en ella. un saludo..
Grácas Ico,
Crees que también notan esa energía positiva?
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