2.22.2010

ESTABA LLOVIENDO...



He puesto título de canción desesperada a esta entrada, es una canción de Kiko Veneno, cantautor que a mí me gusta mucho, pero voy a hablar de ella explicando como siento esa lluvia en Madeira:

Estava lloviendo, se mojaron, salieron corriendo, no se podian esconder, quedaron inundados. El resentimiento no se quita, nadie es culpable, el tiempo climático no se adivina, ataca de nuevo. Palabras que el viento puede llevarse, males que no puede borrar, si el cielo no llora, no bebe la mar, pero el cielo ha llorado mucho para darle a un mar de penas.
La red del cariño humano, de la ayuda, calmarán un poco el pánico, quieren coger el camino,marcharse sin maleta, las flores del campo no quieren maceta.

Un nuevo grito de socorro nos está aclamando!!!, siempre hay esperanza, vamos a por ello. Solidaridad para Madeira.

Un manto de lodo ahoga a Madeira
Los servicios de rescate buscan víctimas de las riadas que han anegado al archipiélago portugués y que dejan por ahora 43 muertos.
El paraíso se convirtió en un infierno en cuestión de horas. Hacía más de cuarenta años que en el archipiélago portugués de Madeira no llovía con tanta intensidad. Un torrente caído del cielo que hasta ahora se ha cobrado 43 vidas y ha dejado más de 120 heridos. Las inundaciones también han obligado a desalojar de sus casas a unas 250 personas.
«Lo peor ya ha pasado», informaron ayer los servicios meteorológicos lusos, pero la situación sigue siendo más que complicada, sobre todo, en la zona sur de la isla de Madeira, que ha sido la más afectada. El amanecer , cuando dejó de llover, descubrió la imagen de la desolación. Deslizamientos de tierra, carreteras y puentes destruidos, techos arrancados, cortes de electricidad y de teléfono y casas en las que el lodo alcanzaba la primera planta eran algunas de las consecuencias de las fuertes riadas, que se han ensañado con la capital, Funchal.
Incluso el aeropuerto tuvo que permanecer cerrado hasta ayer por la mañana, aunque el problema más grave es la falta de agua potable porque los servicios de abastecimiento han quedado destruidos.
Otras de la zonas más azotadas son los municipios de Ribeira Brava y Santo Antonio, mientras que pequeñas localidades de la parte sur de la isla permanecen aisladas. Pero, sin duda, lo que más duele es la pérdida de vidas humanas. Sólo en la capital se localizaron dieciocho cadáveres y «es muy probable que hallemos más bajo las casas y vehículos sepultados por el fango», aseguró Miguel Alburquerque, alcalde de Funchal. Aunque ahora, «la prioridad son los vivos», manifestó el presidente de la región autónoma de Madeira, Alberto Joao Jardim.
Sobrecogidos
Los testimonios de los que pudieron salvarse in extremis eran sobrecogedores. Neusa Abreu puede contarlo tras escapar con su hijo de trece años cuando su casa comenzó a temblar por la subida de la riada en la zona baja de Funchal. Se unieron a otro chico que no localizó a su familia hasta horas después. «Sorteamos cadáveres y escombros hasta llegar a un lugar seguro», relataba aún sobrecogida.
En el municipio de Santa Cruz, Claudia Ferrao y su marido dormían cuando sintieron el estrépito de las aguas inundar su vivienda. Se salvaron por los pelos, mientras la riadas engullía la casa, el coche y un muro de quince metros.
El Gobierno portugués movilizó el mismo sábado sus efectivos para comenzar cuanto antes con las búsqueda de supervivientes. La ayuda llegó encabezada por una fragata militar equipada con helicópteros, un equipo médico y diverso material de rescate. Y ayer se esperaba en la capital la llegada de submarinistas, efectivos de la Guardia Nacional republicana con perros adiestrados en la localización de víctimas, refuerzos con 36 bomberos y Protección Civil desde Lisboa y miembros del Instituto de Medicina Legal «para realizar lo antes posible las autopsias», según explicó el ministro del Interior, Rui Pereira. Las Fuerzas Armadas, con dos equipos de remolque de escombros, dos de transporte y otro de especialistas en puentes, comenzaron a preparar viaductos para rehabilitar varias carreteras y el operador Portugal Telecom anunció el envío urgente de 400 kilos de material para restablecer las comunicaciones.
Ayuda de España y la UE
La ayuda también comenzó a llegar de fuera de las fronteras portuguesas. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, anunció la «disponibilidad» del Ejecutivo comunitario, en lo que definió como una «terrible catástrofe». El Gobierno español y el canario también brindaron su mano a Madeira. José Luis Rodríguez Zapatero ofreció al país luso «toda la ayuda para socorrer a las víctimas y devolver la normalidad a la isla».
Y los propios vecinos de Funchal, personas anónimas también afectadas por las inundaciones, han querido ayudar a los que lo han perdido todo, o casi todo. «Hay gente que se ha puesto a cocinar para los demás y otros les han prestado su ropa», relató un vecino. Otros madeirenses no tan anónimos como el futbolista Cristiano Ronaldo mostraron su intención de ayudar. «Quiero expresar toda mi disposición para colaborar en minimizar y superar cuanto antes los efectos de esta gran tragedia», señaló la estrella del Madrid.

2 comentaris:

Juli Gan ha dit...

La naturaleza siempre se cobra lo suyo. Yo quisiera saber cómo estaba construído y dónde. Si es como en el camping de Biescas, en una torrentera natural, la naturaleza siempre vuelve a recoger lo que es suyo.

felicitat ha dit...

Agur,Juli,
En eso te doy la razón, no me había percatado tanto, y es que es de ley, nadie manda en ella, suerte, pero es que una que es muy aprensiva a todo esto y que aún no se ha recuperado de Haití, se quedó perpleja al ver la noticia en la tele, y mira que les noticias feia dies que no les mirava (miro el Bob Esponja amb els nens...) per lo mateix, sempre el mateix, i va i surt la sorpresa, també penso com tú, que un dia d'aquets, la mar també s'enfadará i voldrà la part que li toca de les seves platges, tant plenes d'apartaments a primera vista!!, però tu creus que tota la culpa es de qui els compra????
Zurequin gustatzen hitz eguin,(no lo sé conjugar, pero hay queda).

Una abraçada.