2.25.2010

CARNAVAL, CUARESMA Y SEMANA SANTA

Me gustaría en estos dias escribir un poco sobre estos tres temas, que a mi personalmente siempre me han inquietado mucho, ya que son de mi interés, religiosa, cultural y tradicionalmente, en mi casa, de toda la vida, y en mi pueblo. Ya desde niña lo he vivido de muchas formas diferentes, pero siempre con el mismo sentimiento, la misma ilusión, que después de muchos años, y con el tiempo, ha ido madurando dentro de mi, y, ahora, le saco mucho más provecho a las recetas de mis yayas y mi aviete, las de mi madre y mi padre, las de "mossén Pep, mossén Pere y mossén Antón", que desde niña me explicaron, con mucha delicadeza, pero sin abrigo, toda clase de preguntas que yo les hacía y las de las catequistas y mujeres y hombres que estuvieron a nuestro lado siempre en aquellos momentos de risas, sagrados, de juegos, de colonias, de salidas, de caramelles, de bailes tradicionales, de deportes, del día a día muy campechano...., lo iré explicando, quiero colgar algunas fotos.

Hoy empiezo con una receta de buñuelos típicos de l'Empordà, para los viernes de Cuaresma. Són las siete semanas o cuarenta días que preceden el miércoles de Ceniza después del Carnaval, que no són exactamente cuarenta dias, ni siete semanas, ya que de miércoles de ceniza a primer viernes van dos días. Antes del miércoles de ceniza, nosotros celebramos la semana anterior mas o menos, el "dijous llarder", que anuncia el carnaval, fiesta de desmadre, de lujuria, de desenfreno, de comer carne sobre todo cerdo, que és lo que aquí más se tenía en las casas de pagés, se hacía la matanza para celebrar el dijous llarder y el hombre del carnaval pregonaba las fiestas dijeramos paganas, que en el fondo no lo son ya que todo va ligado a la misma história, después de la marea viene la calma, y ya tenemos el entierro de la sardina, con sus canciones más saladas, enterrando al "carnestoltes", para anunciar la cuaresma, tiempo de limosna, peniténcia y pregaria, o sea tiempo de reflexión, tiempo de calma, tiempo de pensar espiritualmente en uno mismo y tiempo moralmente para servir a los demás, esa es mi forma de sentirlo y así lo expreso, aunque no soy muy buena redactora y a veces se confunden mis sentimientos, he aprendido en tantos años que el amor, la esperanza y la libertad són un regalo que te haces a tí mismo y que puedes regalar a los demás sin pedir nada a cambio, sin intereses, amor con amor se paga. Así intentamos hablar en nuestros encuentros en la catequesis con l@s niñ@s, para que no dejen de preguntar lo que tienen en mente y en corazón, que són muy despiertos y me dejan perpleja con sus entendimientos, es realmente divertido y rico para el cuerpo. Bueno, vamos allá con los buñuelos:

400 grms. de harina
50 grms. de mantequilla
3 huevos
15 grms. de levadura en polvo
25 grms. de coriandro
50 grms de azúcar en polvo
50 grms de azúcar
1/2 l. de aceite de oliva
l copita de rasolí o aguardiente con anís mezclado
1 limón
1/2 cucharón de leche

Batimos la leche y la levadura, le ponemos la harina, lo mezclamos bien y todo esto dentro de un cazo que pondremos a calentar alejado del fuego hasta que suba i doble el volúmen de la masa.
Hervimos el coliandro con medio cucharón de agua, con el cazo destapado hasta que el líquido quede reducido como jarabe (no de palo, yo siempre con la música,va bien mientras cocinas, me encanta pringarme los dedos!), más o menos dos cucharadas y luego lo colamos.
Mezclar la harina, los huevos, el rasolí, el azúcar, una pizca de sal, la piel de medio limón rallada y el jarabe de coliandro. Cuando esté a punto, mezclar esta pasta con la levadura que hemos preparado antes i la mantequilla derretida. Dejarlo reposar durante unas ocho o diez horas.
Pasado el tiempo, poner aceite en una sartén grande con el fuego a la mitad. Ponemos harina en el mármol para poner toda la masa, haciéndola alargada, estirándola alargadamente, que quede recubierta con la harina, que no se pegue.
Cortarlas más o menos a tiras de un dedo de grosor, estirarlas de una en una i cubrirla de harina, formardo una corona juntando los dos extremos de las puntas, o sea, un rosco pero casi sin agujero, redondito y gordito. Freirlas de tres en tres si la sartén no es muy grande y si es más grande las que quepan pero que estén holgaditas, que no se toquen, con el aceite no muy caliente. Girarlas cuando se estén poniendo de color dorado o frititas, pero no quemadas a no ser que os gusten torraditas como a mi, luego las dejais en la escurridora o en papel de cocina que también empapa el aceite.
Espolvorear con el azúcar blanco y servir los buñuelos frios o calientes, como más gusten, para que quede más chulo, con un tapete en una plata.

Buen provecho.

Felicitat.